Fascinación Acerca de diezmar
Fascinación Acerca de diezmar
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Este corazón nuestro ha nacido para galantear. Y cuando no se le da un afecto puro y noble y aristocrático, se venga y se inunda de miseria. El efectivo apego de Todopoderoso -la pureza de vida, por consiguiente- se halla igualmente acullá de la sensualidad que de la insensibilidad, de cualquier sentimentalismo como de la marcha o dureza de corazón (S. JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Amigos de Dios, 183).
El diezmo ha quedado para nosotros como un tabla de lo que ofrendar, no una imposición. Hay momentos en los cuales no nos es posible hacer el diezmo, y otros momentos en los que el diezmo será muy poco. Cada singular ofrende “según haya prosperado”
Porque de carencia nos serviría una fidelidad meticulosa en todas las cosas si echáramos en olvido lo que es primero y a lo que está arreglado todo lo demás (CASIANO, Colaciones, 1, 7).
La caridad es una virtud que nos lleva a adoptar una aspecto de servicio y solidaridad en nuestras relaciones con los demás.
Si se ha hecho esta pequeña disgresión ha sido para hacer resaltar la importancia de los cereales que se diezmaban, no sólo en el aspecto económico sino también en el social, aun a costa de alejarnos un tanto de la recorrido seguida hasta ahora; pero merecía la pena, porque ello nos sitúa en un contexto muy a tener en cuenta.
2. Conforme a lo que tenemos, para aliviar la carga de los que pasan por un momento de estrechez o indigencia.
Thousands of people showed their benevolence, sending food and money to those affected by the hurricane.
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Poseedor porque Propietario, Dueño para amar. Gran cosa es el apego, con tal de que recurra a su ofrendar principio y origen, con tal de que vuelva siempre a su fuente y sea una continua emanación de la misma (SAN BERNARDO, Sermón 83).
La tierra produce unos frutos de los que ella no ha de gozar, sino que están destinados a tu provecho. En cambio, los frutos de filantropía que tú produces los recolectas en provecho propio, aunque que la recompensa de las buenas obras revierte en beneficio de los que las hacen (Santo BASILIO MAGNO, Hom. sobre la caridad, 3, 6).
Esta actos se continúa en otros libros como Levítico y Deuteronomio, donde se establece la obligación de acertar el diez por ciento de los frutos de la tierra y los animales al Señor.
Contra esta aseveración de Cárdenas, puede invocarse el hecho narrado en la Historia Sagrada cuando nos relata que Abel ofreció a Yahve en el ara sus mejores ganados, origen de las primicias y del diezmo, fundamentado en el principio de que, siendo Altísimo el dador de todo bien, a El se debe la primicia de ese mismo admisiblemente que de El recibe el hombre.
Y aunque en la forma aparezcan dispares, en el fondo se complementan aunque que el rigor ofrece vigor a la costumbre mientras que esta presta a aquél el necesario frescor para evitar el exceso de aridez con lo que, así lo esperamos, habremos conseguido nuestra esencial intención: la armónica conjugación de lo objetivo con lo subjetivo; o, dicho sea en otros términos, el ofrecimiento al lector de Folklore de un imán conocimiento de lo que Bancal el diezmo.